miércoles, noviembre 21, 2007

Educar para que nuestros hijos sean felices


La semana pasada se dieron dos situaciones que me hicieron reflexionar sobre la forma en que en nuestra sociedad estamos educando a nuestros hijos.


La primera de ellas, fue una charla que asistí de la Sicóloga Pilar Sordo, en estricto rigor era segunda vez que la escuchaba y tal como me ocurrió la primera vez, me pareció tremendamente interesante y a la vez muy recomendable. Dentro de los temas que comentó, se refirió en particular sobre la forma en que estamos educando a nuestros hijos. No me siento capaz de hacer un resumen, ya que, por seguro que se me queda algo importante fuera, pero quiero destacar de su análisis lo poco preparados que están los niños de hoy para tolerar la frustración.


En su presentación Pilar indica que a estos niños les cae todo del cielo, conocen sus derechos de memoria, pero nadie, les ha explicado de sus deberes, y para peor, los padres asumen una posición de amigos rehuyendo su posición de autoridad, por lo que tampoco hay exigencias. Esto hace que nuestros niños no estén preparados para soportar la frustración cuando las cosas no resulten como ellos quieren. Dejo hasta ahí el punto.


La segunda situación se dio los días siguientes de aquella charla. Mi hijo de 10 años, participaba en un torneo de tenis, la Copa Italia que se jugaba en el Stadio Italiano. Este torneo tiene la particularidad de que se juega por equipos, es decir, dos jugadores forman un equipo que juega un doble y dos singles el mismo día y gana el equipo que más partidos gana en el encuentro.


Al estar el torneo ordenado por edades, obviamente los contrincantes del equipo de mi hijo eran de 10 años o menos. No recuerdo la cantidad de partidos que jugó pero fueron 5 días de juego, ya que, llegó a disputar la final (la que perdió en muy buena lid). Puedo asegurar, que al menos en el 50% de los partidos jugados pude ver que la frustración de sus contrincantes les hacía perder el control, llegando en algunos casos a lanzar insultos contra ellos mismos, contra sus propios partner, gritándole a los padres que los hacían callar o buscaban alentarlos. También me tocó ver como lanzaban las raquetas al piso o contra la reja (imitando la lamentable nueva práctica de Fernando González), algunos de ellos en un mar de lágrimas.


Fue muy preocupante ya que pude comprobar en terreno lo que indicaba Pilar en su charla. Niños que lo han recibido todo que no son capaces de pasarlo bien y lo que es peor, descontrolados.

Afortunadamente con mi señora hemos ido educando a nuestros hijos al respecto y saben que pueden ganar o perder, por lo que si bien les duele cuando no les salen las cosas, saben tolerar la frustración.


El tema está en ese 50% que vi que no es capaz de soportar la frustración. Ojalá me equivoque en el porcentaje, pero basta ver a sólo un niño de esos llorando de impotencia, para reflexionar sobre lo importante que es prepararlos para saber ganar y también para saber perder.


Los padres debemos preocuparnos y ocuparnos al respecto si queremos tener una generación preparada para el futuro. Debemos educarlos para ser felices.




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